ÁRBOLES HISTÓRICOS Y NOTABLES: PATRIMONIO HISTÓRICO, CULTURAL Y PAISAJÍSTICO

Autor: Téc. Marcela Palermo Arce.
Técnica en Jardinería. Docente Cátedra de Jardinería. Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires
El texto recopila publicaciones previas presentadas a congresos o inéditas hasta el momento.

El arbolado es un componente de alta presencia y cohesión del paisaje que en su dimensión patrimonial aúna elementos naturales y culturales, tangibles e intangibles, conformando un universo dinámico y de configuración única e irrepetible.

Este perfil arbóreo patrimonial se diferencia más allá de los servicios ambientales por el valor histórico, estético, cultural, simbólico, natural o científico que representa para su comunidad. Estas mismas características que le dan notoriedad, manifiestan su susceptibilidad por lo que para su conservación es necesario implementar estrategias específicas.

En nuestro país Enrique Udaondo inició la catalogación en 1913 con un inventario donde se vinculaba a ciertos ejemplares o agrupaciones con eventos de la historia nacional, esto dio lugar a varias declaratorias por decretos del poder ejecutivo para muchos Árboles Históricos bajo custodia de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos. Desde entonces el marco legal nacional, provincial o municipal amplió el espectro de árboles protegidos (Ley Nacional 13.273/48 de Promoción Forestal, Artículo 19, Ordenanza 20745/65 de creación del registro de Árboles Históricos y Notables de la ciudad de Buenos Aires hoy incluido en la Ley 3263, Ley 12.276/99 Art. 11 de la prov. de Buenos Aires, Ley 13836/19 Capítulo II de la prov. de Santa Fe, Ley 7.874/08 Capítulo XII prov. de Mendoza, Ley 8066/91 Capítulo V prov. de Córdoba, Ley 8991/17 prov. de Tucumán).

El marco legal ofrece protección expresa mediante ley, decreto, ordenanza o resolución de la autoridad competente, pero en ciertos casos es necesario considerar la protección genérica o cautelar cuando los ejemplares presenten los parámetros de valorización o puedan estar en peligro pero no se encuentren bajo una resolución singularizada. Los pedidos de registro presentados por organismos o individuos al igual que los relevados por los equipos técnicos deben ser evaluados y una vez considerados, las declaraciones se comunican quedando inscriptas en el registro.
El registro establece procesos para el resguardo y conocimiento de los bienes mediante el desarrollo del inventario y la catalogación. Estas metodologías si bien son diferentes se relacionan entre sí y generan una cadena de conocimientos que se recopilan en bases de datos, expedientes o publicaciones (Palermo Arce, 2021).

La organización del registro exige el desarrollo del inventario para el conocimiento cualitativo y cuantitativo de los bienes. Se registra a cada árbol o arboleda mediante una identificación única e irrepetible y se confecciona una ficha que reúne sus datos específicos. Las fichas deben ser normatizadas de manera de facilitar el acceso a la información y proveer una plataforma para futuros estudios e investigaciones. Finalmente la catalogación recopila los datos de manera homogénea y especializada, deja constancia de la razón de su excepcionalidad, expresa el marco de protección y comprende todos los documentos accesorios que hacen al resguardo del ejemplar (Palermo Arce, 2021).

El registro incluye además las categorías de valoración que tanto a nivel nacional como internacional consideran:
Árboles o arboledas singulares o notables a todos los individuos o agrupaciones ligados a acontecimientos históricos, culturales, ambientales o que se distingan por sus características botánicas, educativas, de monumentalidad, edad extraordinaria, porte. El concepto «arbóreo» se aplica a los ejemplares de plantas superiores, angiospermas y gimnospermas, tanto autóctonas como exóticas.

A su vez pueden definirse subcategorías como:

  • Árboles históricos: ejemplares ligados a hechos y personalidades de la historia: ejemplares que contribuyan a la identificación histórica de la comunidad. Ejemplares o agrupaciones que forman parte de proyectos paisajísticos relevantes para su época o en áreas de protección histórica.
  • Árboles notables por su relación con hechos recientes o personalidades destacadas: ligados a acontecimientos significativos para la comunidad. Esta categoría incluye las plantaciones conmemorativas.
  • Árboles notables por su valor etnobotánico o científico: ejemplares excepcionales por ser individuos únicos en su especie, especies en peligro de extinción, especies de cultivo extraordinario para las condiciones ambientales del sitio, especies que presenten peculiaridades o alteraciones de interés académico.
  • Árboles notables por sus características ornamentales: individuos, alineaciones o agrupaciones cuyas características ornamentales son de alto valor en el contexto urbano o rural. Se incluyen ejemplares de cualquier especie arbórea que igualen o superen características predefinidas (edad, silueta, etc.).
  • Árboles monumentales: ejemplares que alcanzan grandes dimensiones y formas inhabituales. Se define en función del perímetro de tronco para la especie, debido a que la dimensión de la copa es un parámetro que varía notablemente en correspondencia con los cambios progresivos de la arquitectura que conducen al atrincheramiento de la copa.
  • Árboles viejos: ejemplares que ha sobrepasado la madurez y son viejos o añosos, en comparación con otros árboles de la misma especie y poseen interés biológico, estético o cultural, debido a su avanzada edad” según lo define The Ancient Tree Guide Nº 4 (ATF, 2008).

Los objetivos del plan de gestión deben garantizar la protección, conservación, difusión, investigación y acrecentamiento del patrimonio arbóreo y lograr asistencia continua, individualizada y especializada para todos los ejemplares catalogados. Una base de datos actualizada permite garantizar la integridad del ejemplar y su entorno mediante programas de mantenimiento específicos que se ajustan a la evaluación de riesgo, teniendo en cuenta que para la poda de ramas o raíces no pueden aplicarse los mismos objetivos que se aplican al resto de los árboles urbanos. Sobre estas consideraciones el control y manejo de las fallas en árboles añosos permitirá una senescencia respetuosa y las buenas acciones educarán a la comunidad sobre la valoración progresiva de los sistemas biológicos.

Llegado el caso de la extracción se debería conservar el germoplasma de los individuos para su reposición.

La gestión del patrimonio arbóreo exige una intervención colaborativa que acompañe de manera armónica y respetuosa la evolución de estos árboles que representan un valor heredado y un símbolo de futuro, un vínculo silencioso que nos permite reconocernos en la trama de la memoria colectiva.

Gomeros de Plaza San Martín de Tours. CABA

Aguaribay centenario. Camino La Población. San Javier. Córdoba.2020